AHORA … ¡¡COMENZAMOS!!

Queridos amigos de todas esas Iglesias donde vivís la fe. Acabáis de ver cómo vemos, y como queremos vivir nuestro ser parte de esta Iglesia de Cristo, que será siempre Iglesia de su Madre, la Virgen. Ella es como el mirlo, que canta porque ve la luz antes de que amanezca, aceptó ser Madre de Dios, cuando eran muchas las tinieblas y dificultades. Sabías, Madre, que nosotros íbamos a necesitar en las dificultades nuevas, tu último trino de mirlo, fue tu encargo, el testamento, la última voluntad de una Madre. Nos dijiste: HACED LO QUE ÉL OS DIGA.